El antigüo MERCADO CENTRAL


Si lo recuerdo; tenía dos partes perfectamente definidas. Si uno se ubica frente a la puerta principal, sobre la mano izquierda es poco lo que cambió, la estructura es la misma, aún permanece la doña de los típicos tamalitos camanejos, con lonja incluída. 
Solamente los kioskos con los vendedores de bollos, allullas y pan, son el agregado al paisaje de hoy; claro que la cantidad de gente que hoy circula se incrementó de modo exponencial. 
Sobre la derecha todo cambió; la foto que publicamos muestra lo que era antes esa parte del mercado. Grandes columnas redondas, algunos ambulantes; aún  recuerdo al chino (más bien achinado) del triciclo que aparece en la foto,  él preparaba y vendía churros españoles, metros más en la misma vereda sentado y con atuendos mezcla de andino y selvático estaba el Hierbero (amado y recordado por muchos), también el tío que vendía zapatos y un par de mesas de venta de pan y pasteles. No había más.
Metros hacia adentro, pero a la vista, estaba la Locería Americana de don Irad Rafael Ferroa, un visionario del marketing; los domingos prendía su equipo de sonido que en todo el mercado se escuchaba, micrófono en mano los niños cantaban y recibían premios, cada cierto rato lanzaba una serie de objetos que el público arremolinado en las afueras de su negocio disputaba cual niños lanzados por sorpresas de piñata. Y de lunes a sábado los parlantes no dejaban de tocar todas las canciones de Leonardo Fabio; el disco de acetato del cantautor argentino tenía más vueltas en el tocadisco que la suma de cien mil pollos a la brasa.
En el medio otro adelanto para la época; los arquitectos se inspiraron y construyeron un restaurant en forma circular; recuerdo a mi amigo Chuletita que venía con su familia desde Huacapuy para los menesteres diarios. La administración pasó luego a la familia del Chueco Gutiérrez, ellos eran del barrio de la zona donde hoy se ubica el mercado Don Alberto.

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